TESORO volver al indice
 

     Un traductor, si no quiere ser un traidor (traduttore, traditore), ha de meterse en la piel y en el corazón del autor.
     Pero también cuenta algo el corazón del que dobla la voz. Cuando presenté la traducción de Jesús inasible de G. Bessière me preguntaron por la mejor página del libro. No dudé en decir que ésta:

     Una ermita guarda, como estuche de piedra y silencio, un hermoso cristo de inspiración bizantina. Está en la cruz, revestido con una túnica, y el rostro reflejando serena interrogación. Desde hace nueve siglos está ahí, en suave y pobre majestad.
     Una tarde en que me dejaba fascinar contemplándole entraron tres niñas.
     Ellas también venían a ponerse ante la mirada del cristo.
     Una preguntó: «¿Es el tesoro de la iglesia?».
     Le sonreí y contesté: «El tesoro de la Iglesia eres tú».