LIBRO VOCACIONAL RECOMENDADO
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J.M. Alday,
_______________La vida consagrada

Aspectos antropológicos, psicológicos y formativos

Publicaciones Claretianas, Madrid 2004, 318 páginas

El autor al preguntarse por la vida consagrada se centra sobre todo en las personas consagradas . Y llega a decir: en los análisis sobre la vida consagrada nos solemos fijar más en el adjetivo consagradas y menos en el sustantivo personas. Aquí va a interesarse preferentemente por la estructura antropológica de la vida consagrada en sus aspectos fundamentales de vocación, consagración, consejos evangélicos, comunidad, misión .

Cuando nos habla de la vocación consagrada y de la plenitud humana nos está expresando que la llamada de Dios se orienta siempre hacia la perfección de la persona . Y esta llamada hacia la perfección se dirige siempre a la libertad del hombre y exige una respuesta totalmente libre y liberadora. Con ello la persona va adquiriendo la experiencia en la que aparecen dos dimensiones constitutivas: la individualidad-identidad y la apertura-alteridad que se apoyan en tres líneas fundamentales: la línea receptiva , la línea proyectiva y la línea afectiva .

En este contexto, el autor no olvida de señalar algunas tendencias concretas que tienen una cristalización en la medida y en el modo en que la persona va madurando su psiquismo: se trata del egocentrismo , el heterocentrismo y la oblación .

Una vez desglosadas las raíces antropológicas de la vocación consagrada, el autor pasa a estudiar, en el capítulo 2 de esta primera parte, la antropología de los votos . Los votos no suponen ni una disminución de lo que entendemos por persona ni una alienación, sino que sirven para el desarrollo y pleno crecimiento de la persona por vía de una liberación integral. El fundamento último está constituido por la alteridad y la espiritualidad como dimensiones esenciales de la persona humana. El autor termina este apartado con una breve reflexión sobre la razón y sentido humano del celibato, siempre en una línea liberadora

En el tercer capítulo de esta primera parte, el autor afronta la estructura antropológica de la comunidad , sobre todo desde la visión de la vida como “diálogo”. Para tratar este tema echa mano de dos grandes y ya clásicos pensadores: Martin Buber y M. Lévinas. Con ellos expresa el pensamiento dialogal que da la primacía a la relación con los demás por medio de la palabra y del amor. Ofrece unas pinceladas de las formas relacionales intersubjetivas: a mor, justicia, conflicto e indiferencia.

Alday termina esta primera parte estudiando el significado antropológico de la misión . Para ello desarrolla la realidad de la vida del hombre como llamada y empeño . Aquí se aproxima a algunos filósofos existencialistas y a Kafka y Mounier. La realidad del empeño del hombre lo sitúa tanto en su vida individual como social. Deja claro que la falta de empeño acaba produciendo frustración.

Quiero hacer notar que después de cada una de las tres partes del libro, el autor nos ofrece una buena selección bibliográfica.

La segunda parte del libro estudia la dimensión psicológica de la vocación. Además de la comprensión de la vocación como llamada, existen otras caracterizaciones de la vocación que el autor llama espiritualista, psicologista y antropológico-cristiana. Desde esta última caracterización, la vocación es analizada como proyecto, como diálogo y como crecimiento . Fino análisis.

El autor nos hace comprender que es importante el estudio psicológico de la vocación, pero siempre precisando bien de qué psicología se trata. Echa mano de L. Rulla, Allport y Katz. Es muy interesante el apartado sobre el psicodinamismo de la vocación (p. 127-134).

Este estudio psicológico de la vocación se centra en la vocación de un sujeto teniendo en cuenta la motivación, el origen, el desarrollo y la madurez de la vocación. Son interesantes los cuadros sumariales que el autor va intercalando así como los resúmenes sobre la madurez intelectual, la volitiva, la dialógica, la afectiva, la sexual, la religiosa, la vocacional.

El capítulo tres de esta segunda parte lo ocupan dos realidades bien importantes en la vocación. Por una parte, el discernimiento vocaciona l teniendo en cuenta los criterios positivos de una vocación auténtica y las contraindicaciones, con su gradación de absolutas y relativas. Aunque no se desarrolla mucho, sin duda tiene su importancia el prestar atención a los métodos e instrumentos de valoración . Y por otra parte, la psicopatología vocacional . El autor se apoya, sin extenderse demasiado, en M. Bowers para estudiar las principales causas de la patología religiosa y los problemas psiquiátricos típicos en el clero. Se apoya también en T. Verne Moore para ver los desórdenes emotivos en los religiosos y sacerdotes. No deja de ser importante el apartado en el que expresa los posibles síntomas de desajustes psíquicos. De la homosexualidad, de la que tanto se habla hoy, sólo la toca de refilón, citando a Gilsenan. En resumidas cuentas, el autor nos deja bastante clara la idea de que la vida espiritual sigue normalmente las leyes del desarrollo psicológico porque exige aprendizaje y maduración graduales. Las convicciones y las motivaciones profundas crecen lentamente y con fatiga. No podemos ser demasiado racionales. Lógicamente en este apartado no falta una palabra sobre la psicoterapia de los consagrados.

El autor dedica la tercera parte del libro a la formación de las personas consagradas. Interesante la introducción al tema que tiene en el capítulo uno de esta parte en la que expresa qué se entiende por formación y cómo asimilar términos tales como realidad dinámica, proceso, contenidos, metodologías, criterios...Una vez hecha esta breve introducción, el autor pasa a estudiar las fuentes y bases de la formación: Dios-Trinidad, la Iglesia y su magisterio, la congregación y su magisterio. No soslaya, y aunque lo hace de forma muy breve, que estas fuentes hay que situarlas en las “culturas” de hoy que habrá que tener muy en cuenta. Desde ahí sugiere la necesidad de proyectos y métodos de interdisciplinariedad, de fidelidad y de adaptación.

En el siguiente capítulo se centra en las etapas formativas a la luz de Potissimum Institutioni. Describe algunos criterios metodológicos y formativos para poder entender la formación como proceso, camino e itinerario . Lógicamente, en esta parte se refiere principalmente a la labor formativa con los novicios y con los profesos temporales y perpetuos.

El capítulo cuatro de esta tercera parte lo dedica a expresar el perfil del formador, centrándose en el formador de religiosos: formador de postulantes, maestro de novicios, responsable de los júniores. Dice el autor que “el formador es un hermano que tiene el mandato oficial de trasmitir el carisma y la identidad del instituto y de discernir la recepción por parte de los formandos”.

Termina el libro con un capítulo sobre la Ratio formationis como instrumento para proyectar la formación de personas consagradas. Describe brevemente y de forma clásica el sentido de la Ratio , así como la naturaleza y finalidad, las fuentes que la inspiran y su estructura.

Al terminar de leer el libro podemos decir que es una ayuda muy valiosa para poder ir adquiriendo una maduración humana, religiosa y psicológica en la vida consagrada. Merece la pena leerlo. Se sintetizan muchos estudios y trabajos en el campo de la formación de las personas consagradas y de los/as aspirantes. Agradecemos pues al autor su buena síntesis y su claridad.

Francisco Lansac

Jesús María Alday es claretiano. Doctor en teología espiritual y licenciado en psico-pedagogía. En la actualidad es profesor en el Instituto de teología de la vida consagrada de Roma (Claretianum).