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Estábamos en una reunión de profesores. Mi vecino sacó un libro envuelto todavía y me dijo al oído: «Acabo de comprarlo. Le gustará. Se lo presto hasta mañana».
Lo metí sigilosamente en mi cartera.
Al salir me preguntaron qué era lo que había escondido con tanto cuidado. «Un libro de investigación», contesté.
Era: Zapatos de fuego y sandalias de viento de Ursula Wölfel (premio alemán al mejor libro infantil, 1962).
Dudo que en toda la gran biblioteca de la universidad haya un libro capaz de definir más luminosamente la palabra «tinieblas».
Se habían perdido de noche en medio del bosque.
—Ahora estamos rodeados de tinieblas, exclamó el niño.
—No, dijo su padre. Las tinieblas sólo se extienden en torno nuestro cuando nos hallamos solos y cuando estamos muy tristes. Y nosotros no estamos solos. Tú estás conmigo y yo estoy contigo. Y mira hacia arriba, a través de las copas de los árboles: el cielo está cubierto de estrellas. Y Dios también está con nosotros, es El quien te conduce de la mano.
Lector, ¿te atreverías a decir que estás rodeado de tinieblas?
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