SERTÂO volver al indice
 

     Los que vienen del nordeste del Brasil emplean con frecuencia la palabra Sertão. La emplean sin traducirla.
     Si se busca en el diccionario se encuentra esta explicación: descampado, tierras del interior, infinitas y duras; región pobrísima del Brasil, llamada también «el triángulo del hambre».
     No está mal la aclaración. Pero yo me atrevo a ofrecer a mis amigos otra mejor, más inteligible, más caliente. Es una página que traduje hace ya tiempo del francés. Se titula: Pero vuelvo a mi Sertão.

     Río de Janeiro es la ciudad más hermosa que he visto en mi vida. En aquel amanecer de enero de 1972 aguardaba un autobús que tenía que llevarme a Recife. Contemplaba las siluetas del Pan de Azúcar y del Corcovado que surgían de una alfombra de niebla algodonada y lanzaban hacia el cielo sus crestas doradas por el amanecer.
     Río de Janeiro, ¡qué maravilla! A mi lado, una joven de rostro cansado, visiblemente marcada por la fatiga y la falta de alimentación, sentada sobre una vieja maleta, esperaba también un autobús y contemplaba el mismo espectáculo, sumida en el mismo silencio. De repente, empezó a cantar, improvisando en el estilo a la vez melancólico y dramático de las gentes de Sertão.

Dejé mi Sertão, porque es demasiado pobre.
Dejé mi Sertão, su polvo y sus guijarros.
Ya no quería tener más hambre,
ya no quería andar con los pies descalzos.
Dejé mi Sertão para vivir en la ciudad.
La ciudad es hermosa,
con sus luces y sus grandes casas,
la ciudad es rica,
con sus fábricas y sus mercados.
la ciudad es limpia,
con sus avenidas y la gente bien vestida.

Pero vuelvo a mi Sertão,
porque aquí hay luces,
pero no hay amor.
Yo puedo vivir sin pan,
puedo vivir sin zapatos,
puedo vivir sin casa,
puedo vivir sin dinero,
pero ¡no sin esperanza!

     Sí, somos muchos los que queremos volver a nuestro Sertão.