 |
 |
 |
 |
 |
 |
|
Nunca pretendió serlo. Más bien se creía conservador.
Hasta que de pronto se dio cuenta de que en un mundo productivo, posesivo, hedonista, afrodisíaco que decía Bergson, su celibato —amor a un «Ausente» (ausente-presente)— frente al frenesí de la posesión inmediata de un presente-contingente, tan a la orden del día, era algo revolucionario. Iba contracorriente.
|
|
 |
 |
 |
 |
 |
 |
|