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-¿Qué nombre le pondréis?
-Nadia.
-¿¿¿???
-Nadia, repetían los dos, a coro, ilusionados.
Buen nombre el que habían elegido él y ella —ciegos los dos desde un accidente reciente en carretera— para su hija, recién nacida.
Buen nombre para proclamar una y mil veces al día su esperanza iluminada.
(«Nadia» en ruso significa «Esperanza»).
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