MANOS volver al indice
 

     José Gaos, filósofo español trasplantado a México, publicó en 1945 un libro —actualmente agotado— de gran finura y profundidad, titulado: Dos exclusivas del hombre: la mano y el tiempo.
     A lo largo de sus 188 páginas el lector queda maravillado, descubre el mar por el que navega —el tiempo— y aprende a decir «gracias».
     Sería bueno que un editor se lanzase a hacer la buena obra de reeditarlo.
     Para que la segunda edición pudiese mejorar en algo, sugeriría retocar ligeramente el título, porque no es exacto que las manos sean una exclusiva del hombre.
Jesús, que conocía bastante a Dios, nos habló de sus manos: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
     Y Rilke, que por ser poeta tenía una vista de gran alcance, hasta nos explica cómo son las manos del buen Dios: infinitamente tiernas.

Todos caemos. Nadie se exceptúa.
Pero hay alguien, que cuando uno cae,
en sus manos con ternura infinita lo recoge
.