DODECAEDRO volver al indice
 

     Me lo regaló una casa comercial por Navidad. Conté las caras, y eran doce. Conté los meses, y estaban todos. Lo puse sobre mi mesa de trabajo y... todos los que han venido a verme se han enamorado de él. «¿De dónde lo ha sacado? ¿Dónde podría encontrar uno? ¿Me lo regala?». Los regalos no se regalan, decía yo.
     El 5 de mayo, a las 7 de la tarde, me vino la idea: preparar un dodecaedro vocacional para el próximo año.
     Estoy seguro que será el regalo más fino y más vocacional de estas Navidades. El dodecaedro es azul, como el mar, y si se zarandea suena a playa.
     Fue en una orilla donde Él dijo a unos sencillos galileos que serían pescadores de hombres. ¿Coincidencia?