DESLENGUADO volver al indice
 

     El mozo no tiene un pelo de tonto. Y es todo un lógico.
     Me hablaba de sus profesores.
     —... y también tenemos de profesora una monja deslenguada.
     —¿¿¿??? (Dios santo, ¡hasta las monjas!, pensé para mis adentros).
     —Se llama Paulette.
     —¿Y habla mal?
     —No, habla pero que muy bien. Sólo se le nota un poco el acento.
     —¿Entonces?
     —Es que sólo habla en nuestra lengua. Nunca, nunca en la suya. Si le preguntas por qué, sólo sonríe.
     Respiré tranquilo. Menos mal. La monja no era ni una desvergonzada ni una malhablada.
     Poco a poco fui descubriendo la férrea lógica del mozo. Venía a argumentar de esta manera: si desterrado es el que vive fuera de su tierra, deslenguado será el que no habla en su lengua.
     Paulette, y tantos miles y miles de «desterrados» y «deslenguados» por el evangelio.
El Señor que no olvida un vaso de agua servido en su nombre, ¿cómo no les va a agradecer que hablen en otra lengua?