CINE volver al indice
 

     Abuelo y nieto entraron en el cine. Película del oeste. Lo de siempre: los malos contra los buenos.
     No sé si el abuelo veía la película sólo a medias, al dedicar la mitad del tiempo a contemplar de reojo el rostro del pequeño, o en realidad la estaba viendo dos veces: en directo y en indirecto.
     De repente, el bueno, en plena huida, encuentra a su amada. Tras una mirada llena de ilusión, un abrazo eterno.
     Preocupado el anciano, como para cortar el plano, a su entender poco conveniente, mira al crío. Este, furioso, con ademán de cabalgar, exclama: «Abuelo, ¡y que esté perdiendo un tiempo tan precioso!»
     ¿Perdía el tiempo el bueno?
     Los activos, los cabalgantes —de 7 a 77 años, que los hay dirán que sí. Los enamorados dirán que no.
     Mirar, contemplar, amar a quien se ama, a quien es el Amor, ¿es perder el tiempo?
     Si sí, yo quiero perder el tiempo, Señor.