Se llamaba William. Vivió de 1757 a 1827. No pudo ira la escuela. Empezó a trabajar muy pronto como aprendiz en un taller de grabador. A ratos escribía cosas que el tiempo no ha permitido cayeran en el olvido.
He aquí algo que William Blake escribió y que los sencillos acarician con una sonrisa, porque saben que es verdad:
«Aquel que hiciere el bien a otro
deberá hacerlo en las más pequeñas cosas.
El bien general es la excusa
del canalla, el hipócrita y el adulador
pues el arte y la ciencia no pueden existir
sino en partículas minuciosamente organizadas».
Cada vez me apenan más los que quieren salvar el mundo y no tienen tiempo para saludar al portero de su casa.