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VOCACION AL MINISTERIO ORDENADO

"Para apacentar el pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios ordenados para el bien de todo el Cuerpo. Porque los ministros que poseen la sagrada potestad están al servicio de sus hermanos, a fin de que todos cuantos son miembros del pueblo de Dios y gozan, por tanto, de la dignidad cristiana tiendan todos libre y ordenadamente a un mismo fin y lleguen a la salvación" (Lumen gentium 18).

"El Señor Jesús, a quien el Padre santificó y envió al mundo (Jn 10,36), hizo partícipe a todo su cuerpo místico de la unción del Espíritu con el que él está ungido; puesto que en él todos los fieles se constituyen en sacerdocio santo y real, ofrecen a Dios, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales, y anuncian el poder de quien los llamó de las tinieblas a su luz admirable. No hay pues miembro alguno que no tenga su cometido en la misión de todo el cuerpo, sino que cada uno debe glorificar a Jesús en su corazón y dar testimonio de él con espíritu de profecía. Mas el mismo Señor constituyó a algunos de ellos ministros que, ostentando la potestad sagrada en la sociedad de los fieles, tuvieran el poder sagrado del orden, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñaran públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres, para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo, en que no todos los miembros tienen la misma función (Rom 12,4). El ministerio de los presbíteros, por estar unido al orden episcopal, participa de la autoridad con que Cristo mismo forma, santifica y rige su cuerpo. Por lo cual el sacerdocio de los presbíteros supone, ciertamente, los sacramentos de la iniciación cristiana, pero se confiere con un sacramento peculiar por el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan marcados por un carácter especial que los configura con Cristo sacerdote, de tal forma que pueden obrar en nombre de Cristo Cabeza" (Presbyterorum ordinis 2).

"Sois educadores de la fe, formadores de las conciencias, guías de las almas, para permitir a cada cristiano desarrollar su vocación personal según el evangelio, en una caridad sincera y activa, leer en los acontecimientos lo que Dios espera de él, ocupar su lugar plenamente en la comunidad de los cristianos, de la que vosotros sois los convocadores y los pastores, y que debe ser misionera; para permitirle también asumir sus responsabilidades temporales en la comunidad de los hombres de un modo conforme a la fe cristiana. Los catecúmenos, los bautizados, los confirmados, los esposos, los religiosos y las religiosas, individualmente o en grupo, cuentan con vuestra ayuda específica para llegar a ser aquello que deben ser. En una palabra, todas vuestras fuerzas están consagradas al crecimiento espiritual del cuerpo de Cristo, cualesquiera que sean el ministerio preciso o la presencia misionera que os estén confiados" (Juan Pablo II en la catedral de Notre-Dame, 30-V-1980).

"El ministerio eclesiástico, de institución divina, es ejercido en diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo vienen llamándose obispos, presbíteros y diáconos" (LG 28). Constituyen el ministerio jerárquico y se reciben mediante la "imposición de las manos", en el sacramento del Orden. Como lo enseña el Vaticano II, por el sacramento del Orden -episcopal y presbiteral- se confiere un sacerdocio ministerial, esencialmente distinto del sacerdocio común del que participan todos los fieles por el sacramento del bautismo; quienes reciben el ministerio jerárquico quedan constituidos, "según sus funciones", "pastores" en la Iglesia. Como el Buen Pastor, van delante de las ovejas; dan la vida por ellas para que tengan vida y la tengan en abundancia; las conocen y son conocidos por ellas. "Ir delante de las ovejas" significa estar atentos a los caminos por los que los fieles transitan, a fin de que, unidos por el Espíritu, den testimonio de la vida, los sufrimientos, la muerte y la resurrección de Jesucristo, quien, pobre entre los pobres, anunció que todos somos hijos de un mismo Padre y por consiguiente hermanos."Dar la vida" señala la medida del "ministerio jerárquico" y es la prueba del mayor amor; así lo vive Pablo que muere todos los días en el cumplimiento de su ministerio. "Conocer las ovejas y ser conocidos por ellas" no se limita a saber de las necesidades de los fieles. Conocer es involucrar el propio ser, amar y como quien vino no a ser servido sino a servir (Documento de Puebla 681-4).

"Por tanto, los presbíteros son llamados a prolongar la presencia de Cristo, único y supremo Pastor, siguiendo su estilo de vida y siendo como una transparencia suya en medio del rebaño que les ha sido confiado... Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo cabeza y pastor, proclaman con autoridad su palabra, renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de la salvación, principalmente con el bautismo, la penitencia y la eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu. En una palabra, los presbíteros existen y actúan para el anuncio del evangelio en el mundo y para la edificación de la Iglesia, personificando a Cristo, cabeza y pastor, y en su nombre" (Pastores dabo vobis 15).