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ETAPA II: DESCUBRIMIENTO DEL VALOR VOCACIONAL

LA CRISIS VOCACIONAL

JUAN CARLOS MARTOS

CRISIS Y PRUEBAS DE LA VOCACIÓN

 

 

 

No basta descubrir la vocación. Se hace necesario, posteriormente, penetrar y comprender cada uno de los contenidos de la vocación. Se trata de una penetración y comprensión trabajosa y no siempre exitosa. La tarea deberá ser reemprendida varias veces.

 

 

1.       La crisis y las pruebas

 

a. LA CRISIS COMO JUICIO DE LA VOCACIÓN. La crisis de la vocación consiste, ante todo, en un esfuerzo por justificarla. Queda sometida a juicio; es presentada ante el tribunal de la conciencia. Antes de la elección queda sometida la vocación a un momento de resistencia provisional, de distanciamiento. Si se supera, la vocación se afianza.

 

b. FORMAS DIVERSAS DE LAS CRISIS. Antes de la elección, la crisis presenta innumerables formas.

 

-Una es la crisis de las personas de menor edad (por ejemplo, dieciocho años), otra la de personas con más edad (por ejemplo, veintiocho años).

 

-Una es la crisis de las personas que están en la situación de estudiante, de búsqueda y otra la de personas que tienen ya un trabajo, un puesto social.

 

-La llamada de Dios puede surgir en cualquier momento de la vida; por eso, la vocación está sometida a las crisis correspondientes a cada edad y, por lo tanto, condicionada por ellas.

 

Cuando la vocación se descubre en la adolescencia (¡quizás sea ésta la edad por excelencia para el descubrimiento vocacional!), la crisis es de inseguridad, de sentimientos de inferioridad-. El llamado tiene la sensación de impotencia ante la vocación. Pero la adolescencia es, asimismo, edad de horizontes abiertos y de libertad. Las ilusiones son grandes. En la juventud más tardía la vocación va haciéndose más difícil; porque es más lo que hay que dejar, son más las experiencias que se han de contrarrestar.

 

c. CUESTIONAMIENTOS RADICALES. La crisis vocacional puede llevar a plantearse cuestiones muy radicales como la misma existencia de Dios, porque a través de la vocación éste puede aparecer como un rival destructivo. Nada de extraño que surja el deseo de olvidar a Dios y de excluirlo de la propia existencia. Las dudas sobre Dios, en esta situación, no son meramente teóricas. Nacen precisamente de la percepción de un Dios muy real, que se implica en la vida y la complica; por eso, se desearía que no existiera. Dios resulta demasiado real; su rivalidad parece insuperable; se puede llegar hasta al desafío.

 

2.       ¿Qué significado tiene la crisis?

 

a. LA PELIGROSIDAD DE LA CRISIS. La crisis es una crisis. Y la crisis significa peligro. Ante la crisis se puede reaccionar mal. Hay quienes, por miedo a perder la vocación, organizan la defensa. Para ello se enclaustran. Aceptan la vocación tal como la han recibido y la guardan sin hacerla crecer y sin confrontarla con nada. Se enclaustran. La enclaustran. No se definen de verdad. No la someten aprueba. Parecen que están disponibles para vocación. En realidad la viven en situación de represión.

 

b. DESCIFRAR EL SENTIDO DE LA CRISIS. La crisis es una negación, un retroceso, una fase de repudio. La crisis produce miedo, ansiedad, desaliento, flojedad. Durante la crisis es difícil conocer el sentido de lo que se está viviendo. Constatarlo no basta. Hay que descifrar el sentido de ese momento negativo. Y el sentido es éste: llegar a entender y acoger la vocación en un nivel superior. Se duda de la vocación para interiorizarla más y para hacer la más universal. Al principio, la vocación es superficial; necesita entrar en lo más profundo de la persona. Al principio, la vocación es demasiado particular, no se ha visto confrontada con otras vocaciones, por eso, parece algo único y singular. Es necesario relacionarla con otras vocaciones y contemplarla en el conjunto.

 

c. EVITAR REACCIONES IMPOCEDENTES. Durante la crisis hay que evitar el dramatismo, la crispación, la prisa, la fidelidad ficticia, al huida, el abandono. La crisis es el momento necesario que prepara una sabia elección. La crisis permite a la vocación afirmarse como verdad espiritual. Cada vocación necesita un tiempo. Y el tiempo causa crisis. Para que una vocación sea mía es necesario que llegue a serlo. La llamada eterna de Dios llega a mí a través de largo tiempo. Se constituye pacientemente.

 

d. CONVERTIRLAS EN MOMENTO PURIFICATIVO. Dando estos pasos, la crisis deja de ser un peligro insuperable y se convierte en un momento de desarrollo, de despliegue. La crisis es fundamentalmente un momento de purificación de realización. La crisis se abre a una opción inmediata, a la elección., la crisis no debe ser suprimida, sino orientada. Es más, si la crisis no existiera ha ría que provocarla. Es preferible verificar paso a paso la vocación que ir a ciegas. La crisis es el medio para confirmar y reconfirmar la vocación, consolidarla y hacerla más segura; es incluso un medio para suscitar una vocación, cuando ésta no se manifiesta espontáneamente.

 

3. Tratamiento de las crisis vocacionales

 

a. LA VOCACIÓN ES ALGO MUY ÍNTIMO Y PERSONAL. La vocación debe cesar de ser un hecho en la vida para convertirse en la misma vida. La vocación llegó de fuera; pero, en realidad, es lo más profundo de nosotros mismos. Sólo cuando es sentida como parte de la propia persona, la vocación ha llegado a su plenitud. Es importante tener presente esta dimensión personal de la crisis. No es algo sin importancia, en ellas el sujeto pone en juego muchos resortes íntimos y personales y de alguna manera condiciona su futuro.

 

b. DEJARSE ACOMPAÑAR. No es bueno transitar por este camino en soledad. Res importante dejarse acompañar por alguien que tenga experiencia y sabiduría. Es apersona será una ayuda inapreciable durante la crisis. Deberá estar muy atenta a todo lo que sucede, abrir horizontes, ayudar a universalizar la vocación, interpretar sabiamente en el Espíritu lo que acontece. Esta persona deberá ayudar a elegir la más alta de las posibilidades.

 

c. EXPRESAR LA VOCACIÓN. Es muy importante, llegar a expresarse respecto a la vocación lo más completa y fielmente posible; tanto oralmente como por escrito. Quien se expresa respecto de su vocación, toma conciencia de la llamada y de sus exigencias. Tiene mucha importancia lo que se dice verbalmente, lo que se escribe. Al describir la vocación se descubren nuevos horizontes. La educación de la vocación requiere que esa llamada que se presente como propia, vaya siendo ensayada en obras. La vocación necesita expresarse no solamente en palabras, sino en acciones. Antes de la elección, la obra no es sino un ensayo y puede parecer un juego. Es un esbozo, una expresión necesaria.

 


 

INTERVENCIONES PEGAGÓGICAS

 

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional y sirve para un inicio de trabajo formativo que puede resultar interesante. Es una ayuda para abordar la crisis vocacional. No es un recetario, sino un marco orientativo. La praxis pastoral, en concreto la entrevista y el discernimiento, deberán llevar a encontrar las raíces verdaderas sobre las que se desarrolla cada crisis. Conviene tener siempre en cuenta que la crisis es un momento de crecimiento. No es propiamente hablando una patología.

 

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO

 

  • Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir señalando con un lápiz:

 

    • Lo que no entiendes (¿)
    • Lo que te parece que sobra (+)
    • Lo que falta, según tu opinión (-)
    • Lo que subrayas como más importante de todo (_)

 

  • Según la experiencia que tengas, señala las crisis más frecuentes que hayas detectado, su morfología y la edad aproximada de aparición.

 

  • ¿Qué signos o manifestaciones concretas se perciben de manera objetiva que denotan que un individuo está atravesando por una situación crítica? Establecer algunos indicadores frecuentes, que sugieren que se está dando.

 

  • ¿Cómo se podría traducir en un esquema pedagógico la metodología del tratamiento de las crisis vocacionales?

 

  • ¿Con qué actitudes habría que acudir a trabajar la crisis, tanto por parte del acompañante como por parte del acompañado?

 

  • ¿Qué hacer para prevenir el desenlace de una crisis? A menudo cuando se descubre ya es un poco tarde, porque se han tomado ya determinadas decisiones irreversibles?

 

    • Una de las reacciones más frecuentes ante la crisis es el “miedo”, que desencadena otras... ¿cómo tratar el miedo generado en una crisis vocacional?