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PERFIL DEL AGENTE DE PASTORAL

a la luz del Documento de Aparecida

R. Guízar Díaz

Rasgos de un verdadero agente pastoral según el querer de Jesús:

  1. El agente de pastoral no lo es por propia iniciativa, sino por elección de Jesús.

  2. Un agente de pastoral no puede formarse ni actuar sino en comunión: en comunión trinitaria, con el Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo: y en comunión con los hermanos que comparten la misma elección de Jesús.

  3. El agente de pastoral ha de actuar siempre en sintonía y referencia con la Iglesia: con el Papa, con el Obispo, con el presbiterio, con el párroco, con los hermanos colaboradores suyos.

  4. El agente de pastoral ha de saber evaluar repetida y asiduamente toda su labor a la luz de la Palabra de Dios y principalmente del Evangelio.

  5. El agente de pastoral necesita alimentar continuamente su vida y su labor pastoral en la Eucaristía y en la oración personal.

  6. El agente de pastoral ha de gustar referir su vida y su labor pastoral al ejemplo de María, y actuar también en comunión con ella y con los santos del cielo.

Cabría preguntarse acerca de la manera como este anhelo podría concretizarse. Yo considero que puede iluminarse esa manera, enfocándola desde la perspectiva del compromiso.
Llegar a concretizar el propio compromiso es ciertamente una ardua y decisiva tarea. No es empresa sencilla y fácil. Sólo es radicalmente posible con la gracia de Dios. Pero requiere también un esfuerzo humano personal y una ayuda de la Iglesia.
Planteo pues este reto como una necesidad específica de formación referida al compromiso.

¿Cómo formar para el compromiso?

  1. Con-prometer significa “prometer mutuamente”, es decir, obligarse con alguien a cumplir algo determinado, hacerse responsable de algo con alguien.

  2. Todo compromiso engendra un deber hacia alguien, libremente aceptado. La virtud que se aplica a quien siempre es cumplido en sus compromisos es la fidelidad.

  3. La fidelidad del hombre ante todo ha de estar dirigida a Dios, en Cristo Jesús. Somos fieles a Cristo, como respuesta al amor fiel de Él.

  4. Nuestra fidelidad a Cristo se hace también fidelidad a la Iglesia. Es una respuesta que entraña en el agente de pastoral un verdadero cambio de vida, que afectará a toda su persona y todas sus futuras decisiones y proyectos.

  5. Dicha respuesta implica una decisión. Formar para el compromiso implica formar aquella superabundancia de amor fiel a Cristo que se requiere para decidir por Él, para seguirlo, para elegirlo a Él.

  6. Toda elección supone una renuncia (ver Mt 16,24; Lc 9,23). Supone ante todo la elección de seguir a Jesús, pero hecha con abnegación y anhelo, queriendo hacerse así de verdad esforzado discípulo y misionero suyo.

  7. La elección hecha por Jesús a sus discípulos ha de crecer, madurar, perfeccionarse; y suele Dios completarla con sucesivas elecciones suyas.

  8. Formar para el compromiso es un proceso lento y laborioso.

  9. Pero es más arduo todavía ayudar a la persona que ha de madurar plenamente con la madurez de Cristo. Se necesita penetrar a su corazón, a su voluntad, para motivarlo y animarlo a decidir. Se necesita ayudarle a formar en él una disposición de amor generoso y fiel a Jesús y a la Iglesia.

  10. Este proceso tiene ciertas características o exigencias que el documento de Aparecida destaca mucho, yo las condenso en seis principales:

    1. La primera consiste en alcanzar una viva, profunda y fuerte adhesión personal a Cristo. (Ver A 131).

    2. La segunda está en aceptar la necesaria mediación de la Iglesia, para discernir el compromiso que ha de hacerse y decidir concretarlo en generosa respuesta. (Ver A 246. 150-152).

    3. La tercera, que especifica la segunda, es madurar dicho discernimiento y respuesta en comunidad. (Ver A 162-164).

    4. La cuarta consiste en fortalecer la decisión del compromiso en la Palabra de Dios, en la liturgia, especialmente en la Eucaristía, y en la oración personal y comunitaria. (Ver A 158. 250. 253).

    5. La quinta en ejercitar el compromiso y afianzarlo participando en la misión. (Ver A 278.284-285).

    6. La sexta, en mantener y reforzar el compromiso por la formación permanente. (Ver A 391-398. 366-367).

 

Como RESUMEN de todo lo expuesto, como el elemento más decisivo para crecer en nuestro compromiso como agentes de pastoral, necesitamos todos, con renovado convencimiento, “asumir la centralidad del Mandamiento del amor”. Así nos lo pide el Documento de Aparecida en el nº 138:
“Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, ‘reconocerán todos que son discípulos  míos’ (Jn 13,35)”.

R. Guízar Díaz, Marco doctrinal. VI Asamblea Diocesana de Pastoral 2007, 20 de noviembre de 2007, Tlalnepantla.