NUEVAS VOCACIONES PARA UNA NUEVA EUROPA volver al menú
 


OBRA PONTIFICIA PARA LAS VOCACIONES ECLESIASTICAS

(In verbo tuo...)

Documento final del Congreso europeo
sobre las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada
en Europa

Roma, 5-10 de mayo de 1997


Preparado por las para la Educación Católica,
para las Iglesias Orientales,
para los institutos de Vida Consagrada
y las Sociedades de Vida Apostólica

INTRODUCCIÓN
Damos gracias a Dios

1. Bendito sea Dios omnipotente que ha bendecido la tierra de Europa con toda clase de bendiciones espirituales, en Cristo y en el Espíritu (cf. Ef 1,3).

Le damos gracias por haber llamado desde el comienzo de la era cristiana a este continente a ser centro de irradiación de la buena nueva de la fe, y a manifestar en el mundo su paternidad universal. Le damos gracias porque ha bendecido esta tierra con la sangre de los mártires y el don de innumerables vocaciones al sacerdocio, al diaconado, a la vida consagrada en sus distintas formas, a la vida monástica y a los institutos seculares. Le damos gracias porque su santo Espíritu no cesa todavía hoy de llamar a los hijos de esta Iglesia a ser heraldos del mensaje de salvación en cualquier parte del mundo, y a otros, además, a dar testimonio de la verdad del evangelio que salva, en la vida matrimonial y profesional, en la cultura y en la política, en las artes y en el deporte, en las relaciones humanas y de trabajo, a cada uno según el don y misión recibidos. Le damos gracias porque El es la voz que llama y da el valor de responder, el pastor que conduce y sostiene la fidelidad de cada día, camino, verdad y vida para todos los llamados a realizar en sí mismos el plan del Padre.

El Congreso europeo vocacional

2. Reunidos en Roma, del 5 al 10 de mayo de 1997, para el Congreso sobre las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en Europa (1), pusimos en manos del Dueño de las mies los trabajos del Congreso, pero sobre todo el ansia de la Iglesia que está en Europa, en este tiempo difícil y también formidable, junto al agradecimiento a Dios que es fuente de toda consolación y autor de cada vocación.

Reunidos en Roma confiamos a María, imagen perfecta de la criatura llamada por el creador, a quienes Dios, también hoy, continúa llamando. A los santos Pedro y Pablo y a todos los santos y mártires de ésta y de cada ciudad e Iglesias europeas, del pasado y del presente, confiamos ahora este documento. Que logre expresar y compartir aquella riqueza que nos fue dada en los días de la asamblea romana, así como en otro tiempo los mártires y santos dieron testimonio del amor del Eterno.

El Congreso, en efecto, fue un acontecimiento de gracia: el compartir fraterno, la profundización doctrinal, el encuentro de los varios carismas, el intercambio de la diversas experiencias y trabajos llevados a cabo en las Iglesias del Este y del Oeste enriquecieron a todos y cada uno. Confirmaron en los participantes la voluntad de continuar trabajando con pasión en el campo vocacional, a pesar de la precariedad de los resultados en algunas Iglesias del viejo continente.

La fuerza de la esperanza

3. Desde el Documento de trabajo del Congreso a las Proposiciones finales, desde el Discurso del santo Padre a los participantes al Mensaje para las comunidades eclesiales, desde las intervenciones en el aula a las discusiones en los grupos de estudio, desde los intercambios informales a los testimonios, hubo como un hilván que unió entre ellos todos los actos y cada uno de los momentos de este Congreso: la esperanza. Una esperanza más fuerte que todo temor y toda duda, esperanza que sostuvo la fe de nuestros hermanos de las Iglesias del Este en los tiempos en que lo difícil y arriesgado era creer y esperar, y que ahora se ve premiada con una nueva floración de vocaciones, como fue atestiguado en el Congreso.

A estos hermanos estamos profundamente agradecidos, como a todos los creyentes que continúan dando testimonio de que la « esperanza es el secreto de la vida cristiana y el hálito absolutamente necesario para la misión de la Iglesia y, en especial, para la pastoral vocacional (...). Se precisa, pues, hacerla renacer en los sacerdotes, en los educadores, en las familias cristianas, en las Familias religiosas, en los institutos seculares; en suma, en todos aquellos que deben servir la vida cercanos a las nuevas generaciones » (2).

Os escribimos a vosotros, niños, adolescentes y jóvenes...

4. Afianzados en esta esperanza nos dirigimos, ante todo a vosotros, niños, adolescentes y jóvenes para que en la elección de vuestro futuro acojáis el proyecto que Dios tiene sobre vosotros: sólo seréis felices y plenamente realizados si os disponéis a realizar el plan del creador sobre la criatura. ¡Cuánto desearíamos que este escrito fuese como una carta dirigida a cada uno de vosotros, en la que pudieseis sentir, con la ayuda de vuestros educadores, la solicitud de la madre-Iglesia para cada uno de sus hijos, esa solicitud tan particular que una madre tiene para sus hijos más pequeños. Una carta en la que podáis reconocer vuestros problemas, la preguntas que anidan en vuestro corazón joven y las respuestas que vienen de Aquél que es el amigo perennemente joven de vuestras almas, ¡el único que os puede decir la verdad! Sabedlo, queridos jóvenes, la Iglesia sigue ansiosa vuestros pasos y vuestras opciones. Y qué hermoso sería si esta carta suscitase en vosotros alguna respuesta, para un diálogo continuo con quien os guía...

.
..a vosotros, padres y educadores

5. Llenos de la misma esperanza nos dirigimos a vosotros padres, llamados por Dios a colaborar con su voluntad de transmitir la vida, y a vosotros educadores, docentes, catequistas y animadores, llamados por Dios a colaborar de varias formas en su designio de educar para la vida. Querríamos deciros cuánto aprecia la Iglesia vuestra vocación, y cuánto se confía a ella para promover la vocación de vuestros hijos y alumnos y una verdadera y auténtica cultura vocacional.

Vosotros, padres, sois también los primeros y naturales educadores vocacionales, mientras que vosotros, educadores, no sois sólo instructores que orientan en las opciones existenciales: estáis llamados, también, a transmitir la vida a las jóvenes existencias que abrís al futuro. Vuestra fidelidad a la llamada de Dios es mediación preciosa e insustituible para que vuestros hijos y alumnos puedan descubrir su vocación personal, para que « tengan vida y la tengan en abundancia » (Jn 10,10).

...a vosotros, pastores y presbíteros, consagrados y consagradas...

6. Siempre con la esperanza en el corazón nos dirigimos a vosotros, sacerdotes, y a vosotros, consagrados y consagradas, en la vida religiosa y en los institutos seculares. Quienes habéis oído una particular llamada para seguir al Señor en una vida totalmente dedicada a El, estáis, también, particularmente llamados, todos sin excepción alguna, a testimoniar la belleza del seguimiento.

Sabemos cuán difícil es hoy esta propuesta y cuán halagadora la tentación del desaliento cuando el trabajo parece inútil. « La pastoral vocacional constituye el ministerio más difícil y más delicado » (3). Pero también querríamos recordar que no hay nada más a propósito que un testimonio apasionado de la propia vocación para hacerla atractiva. Nada es más lógico y coherente en una vocación que engendrar otras vocaciones, lo que os convierte, con todo derecho, en « padres » y « madres ». En particular, querríamos con este documento dirigirnos no sólo a quien tiene la tarea explícita de la promoción vocacional, sino también a quien no tiene un empeño directo en ella, o a quien cree no tener ninguna obligación al respecto.

Quisiéramos recordaros que sólo un testimonio coral hace eficaz la animación vocacional, y que la crisis vocacional va unida, ante todo, a la falta de responsabilidad de algún testimonio que hace débil el mensaje. En una Iglesia toda vocacional, todos son animadores vocacionales. Dichosos vosotros, si sabéis decir con vuestra vida que servir a Dios es hermoso y satisfactorio, y descubrir que en El, el Viviente, se esconde la identidad de cada viviente (cf. Col 3,3).

...a todo el pueblo de Dios que está en Europa...

7. En fin, querríamos ser « samaritanos de la esperanza » para aquellos hermanos y hermanas con los que compartimos la fatiga del camino. Querríamos dirigir a todo el pueblo de Dios, en esta vieja y bendita tierra, en las Iglesias del este y del oeste, el mismo mensaje de esperanza. De aquí, hace tiempo, partió la difusión del anuncio de la buena nueva, gracias al valor de muchos evangelizadores, que pagaron incluso con la sangre su testimonio. También hoy, así lo queremos creer, el Espíritu del Padre sigue llamando.

El envía por los derroteros del mundo a los hijos de esta tierra generosa de profundas raíces cristianas, pero necesitada ella misma de nueva evangelización y de nuevos evangelizadores. También nosotros, ahora, nos presentamos al Señor, como un tiempo los Apóstoles, conscientes de nuestra pobreza y de las necesidades de esta Iglesia: « Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada » (Lc 5,5). Pero queremos, sobre todo, « en tu palabra », creer y esperar que, como entonces, el Señor puede llenar también hoy con una pesca milagrosa las barcas de sus apóstoles y hacer de cada creyente un pescador de hombres.

Desde el Congreso a la vida

8. El fin, por tanto, del presente documento es compartir con todos vosotros el tiempo de gracia que fue el Congreso. Sin pretender hacer una síntesis exhaustiva del mismo, ni creer haber elaborado un tratado sistemático sobre la vocación, querríamos fraternalmente poner a disposición de toda la Iglesia que está en Europa o fuera de Europa, en sus diferentes denominaciones cristianas, los frutos más significativos del Congreso mismo.

El estilo tratará de expresar lo mejor posible la voluntad de hacernos entender por todos, puesto que todos indistintamente están llamados a realizar la propia vocación y a promover la del que está a su vera.

Procurará, sobre todo, unir entre sí reflexión teológica y práctica pastoral, propuesta teórica y orientación pedagógica, a fin de ofrecer una ayuda concreta a cuantos trabajan en la animación vocacional.

No pretendemos, en modo alguno, decirlo todo, no sólo por no repetir lo que otros documentos ya han dicho al respecto (4), sino para permanecer abiertos al misterio, misterio que envuelve la vida y la llamada de cada ser humano, misterio que es también camino de discernimiento vocacional y que sólo en el momento de la muerte se completará. O la pastoral vocacional es mistagógica, y, por tanto, parte una y otra vez del misterio (de Dios) para llevar al misterio (del hombre), o no es tal pastoral.

Las partes del documento

9. En concreto, el presente documento sigue la lógica que orientó los trabajos del Congreso: de lo concreto de la existencia a la reflexión, para volver otra vez a lo concreto de la existencia. Es con la realidad de cada día con lo que debe medirse la pastoral vocacional. Por consiguiente, iniciaremos presentando la situación, para, después, analizar el tema vocacional desde el punto de vista teológico, y dar, así, un fundamento y una indispensable estructura de referencia a todo lo dicho.

A continuación, viene la parte más práctica: de tipo pastoral, ante todo, o de grandes estrategias que poner en práctica; y luego de tipo más pedagógico. Será útil para trazar al menos algunas pistas orientadoras sobre el plan del método y de la práctica diaria. Y quizá sea precisamente este aspecto el más deficiente y, al mismo tiempo, el más deseado por los agentes pastorales.

NOTAS:

(1) Al Congreso asistieron 253 delegados provenientes de 37 naciones europeas y representantes de los diversos sectores vocacionales (laicos, consagrados, sacerdotes, obispos), con la presencia también de algunos representantes de las Iglesias hermanas (protestantes, ortodoxos y anglicanos).

(2) Obra pontificia para las vocaciones eclesiásticas, La pastoral de las vocaciones en las Iglesias particulares de Europa. Documento de trabajo del Congreso sobre las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en Europa, Roma 1996, n. 88. Dicho documento se citará con las siglas IL (Instrumentum laboris).

(3) Ibid., 15.

(4) Consultar, entre otros, Desarrollo del cuidado pastoral de las vocaciones en las Iglesias particulares, experiencias del pasado y programas para el futuro. Documento conclusivo del II Congreso internacional de obispos y otros responsables de las vocaciones eclesiásticas (preparado por las para las Iglesias orientales, para los religiosos y los institutos seculares, para la evangelización de los pueblos, para la educación católica), Roma, 10-16V1981; Obra pontificia para las vocaciones eclesiásticas, Desarrollo de la pastoral de las vocaciones en las Iglesias particulares (preparado por las para la educación católica y para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica), Roma 1992; Declaración final del I Congreso continental latinoamericano sobre las vocaciones, Itaicí 1994 (publicada en « Seminarium», 1994, p. 643-645).