VERSOS volver al indice
 

     El 14 de octubre llegué a Barajas con mucho sueño y dos maletas. Una, bastante pequeña, pesaba nada menos que 15 kilos.
     El vista que me tocó en suerte me preguntó amablemente qué traía allí. «Regalos, fotografías y versos», le contesté.
     Entre curioso y extrañado, hizo que abriera la maleta en cuestión. Y empezó a mirar las fotografías, grandes, enmarcadas, una a una. Despacio.
     Era una colección de 75 extraordinarias fotografías que me había regalado un mexicano amigo, verdadero mago de la fotografía.
     La gente que venía detrás de mí se ponía impaciente.
     Cuando hubo examinado la última, imperturbable, preguntó por los versos.
     Le mostré el volumen Versos y oraciones del caminante. Comentó: «¡Qué buen poeta es León Felipe!».
     Y me dejó pasar.
     Si no hubiera tenido prisa y no hubiese habido tanta gente esperando le habría contado la historia de aquel regalo.
     Fue el día 11. A las cuatro de la tarde, en un acogedor auditorio, hablé a un grupo de banqueros. Les hablé de lo que traía en el corazón. No de dinero, claro.
     Al final, uno de los asistentes hizo este comentario: lo que usted nos ha dicho podría resumirse en estos versos de un compatriota suyo que probablemente conoce:

Voy con las riendas tensas
y refrenando el vuelo,
porque no es lo que importa
llegar solo ni pronto,
sino llegar con todos y a tiempo.

     Un resumen verdaderamente magnífico.
     Confesé con sencillez que no conocía aquellos maravillosos versos. Y hasta me atreví a pedirle que me los copiara en una hoja de color amarillo que le alargué.
     Cuando por la noche regresé a la parroquia, donde me hospedaba, encontré un sobre con el volumen de León Felipe. No comprado apresuradamente en una librería, sino el ejemplar personal, bastante usado, con anotaciones y todo, del banquero ya amigo y estas palabras: «Saludos y que Dios lo bendiga».

     Lo que no pude decir al vista de Barajas lo he querido contar aquí, porque el lector no tiene prisa por pasar la aduana y porque desde entonces los versos aquellos están en mi corazón.