PLESIÓFONO volver al indice
 

     Decían que era mordaz.
     Le traté bastante y he de confesar, en honor a la verdad, que no tenía nada de corrosivo ni de maligno. Sólo era clarividente: veía y hablaba con claridad.
     Dado que el equipo con el que vivía no era ningún modelo de compañerismo, a veces sus palabras —diagnóstico de la realidad— resultaban poco gratas.
     Como el día en que se le ocurrió decir que estaría dispuesto a legar todos sus bienes no a la Compañía Telefónica Nacional de España sino a la Compañía plesiofónica municipal de la ciudad.

     (Plesíos [cercano] es el antónimo de tele [lejano]. De ahí, plesiosaurio: reptil fósil vecino o parecido a los actuales; plesiójoros: que vive en la región cercana).

     No, no era mala idea.
     ¿Por qué habrá gente que derrocha tantísima palabra charlando por teléfono (hablando con los que están lejos) mientras se queda muda, alelada, afónica, ante los que están a su lado, los cercanos, sus verdaderos prójimos?

     ¡Abajo los teléfonos de los telefónicos!
     ¡Arriba los plesiófonos y los plesiofónicos!
     Y que yo sea uno de ellos.