LUZ volver al indice
 

     Les dije: «pintad la luz». Y todos pintaron el sol. Todos menos Amparín. Ella pintó una noche negra, muy negra. Y allá lejos, una estrella pequeña de 4 puntas.
     Le di el caramelo a Amparín. En su rostro demasiado triste brillaron dos estrellas.


     Decimos «luz» y pensamos en el sol.
     La primera vez que llegué a México era de noche y era invierno. Nunca olvidaré aquella cegadora ciudad vista desde el avión.


     Al explicar el horario de Ejercicios dije que todos los días dedicaríamos después de la cena 10 minutos a contemplar en silencio el cielo. Muchos se echaron a reír.
     Han pasado 4 años. Me ha dicho muchas veces que los 10 minutos de estrellas fueron lo mejor de los Ejercicios.


     Regreso de Madrid con una hora de retraso. Una tormenta al salir del túnel y esos cafres de conductores que no cambian las luces.
     Encuentro carta del Hno. Bonifacio: ¿cómo ayudar a unos muchachos que quieren ver claro sobre su vocación?
     Hermano: no haga fácil lo difícil, no quiera enmendar la plana al Creador. Enséñeles a conducir con elegancia, no sólo de día. El cambio de luces es muy importante. En la carretera, en la vida, no siempre hay sol. Luz corta, por favor, que no sean cafres.