GYP volver al indice
 

      Hace un par de años, el 19 de enero, que caía en domingo, a las 9 de la noche, me llamaron unos amigos míos desde Londres. De momento me asusté. ¿Les habría pasado algo?
     -Queremos hacerte una consulta. Nos han regalado un perro (un perrito chiquitín monísimo) y no acabamos de dar con un nombre que nos satisfaga. ¿Qué nos sugieres?
     Ya sabía yo que mis amigos eran originales ¡Pero tanto!
     Después de ponerles de vuelta y media por no dar señales de vida desde hacía meses, les dije sin dudar lo más mínimo:
     -Gyp.
     -¿Qué?
     -G de Gerona, Y de Yoga, P de Portugal. Gyp.
     -Pero ¿de dónde demonios sacas ese nombrejo? ¿Es que nos quieres timar?
     -Si el perro es chiquitín y monísimo, Gyp, no lo dudéis.

     Luego les escribí explicándoles cómo se me había ocurrido aquel nombrejo (¡perdóname, Gyp!).
     Ellos sabían que mi inglés cabe en la palma de la mano de un niño, pero no se habían dado cuenta de que estábamos en la Semana de Oración por la unidad.
     Uno de los pioneros de la unidad fue Lord Halifax (1839-1934), organizador de las Conversaciones de Malinas para la unión de las Iglesias.
     Y Lord Halifax tenía un perro llamado «Gyp».
     Era un perro muy mimoso, que se pirraba por el té, con tal de que no estuviese muy caliente. De él decía su amo: «No sé si este animalillo tiene alma, pero dado que demuestra auténticos sentimientos de amor, pienso que no puede morir del todo».

     Gyp es un buen nombre para un buen perro.
     Gyp ha logrado que sus dueños cada año se den cuenta de la semana que va del 18 al 25 de enero. Lord Halifax tiene que sonreír desde el cielo. Y Gyp I también.