ESPERANZA I volver al indice
 

     Apunta Cabodevilla en aguda carta a un señor obispo que en Roma hay toda una congregación (un dicasterio, un ministerio, una organización) dedicada a la defensa de la fe. ¿Cómo no han caído en la cuenta de lo imprescindible y urgente que sería crear otro organismo para la defensa de la esperanza?
     No sé. Me temo que un organismo más poco solucionaría. Porque los organismos organizados, tanto en Roma como en Upsala, en Washington como en Moscú, suelen estar integrados por «personas mayores».
     Afortunadamente «la pequeña Esperanza», que decía Péguy, no tiene carnet de identidad ni figura como sujeto de asociación.
     Como las flores.
     Desde que el mundo es mundo, y ya lleva un rato, brotan las flores cada primavera, la mayoría al margen de jardineros floristas y asociaciones u organismos floristeriles. Hay y habrá flores.
     Hay y habrá esperanza.
     Le basta la espera a la esperanza.