COMPLEMENTARIEDAD volver al indice
 

     Preparé en 1976 un calendario-naipe con una fotografía del Hombre-todo-oídos (Der Hörende / El oyente).
     Muchos se extrañaban al principio.
     Los que contemplaron al «Orejudo» con sencillez, sin prisa, fueron descubriendo su profundo significado y hasta se identificaron con él, tratando de oír mejor la Palabra.
     En 1977 el calendario-naipe, ilustrado con la frase de Claudel «¿Para qué sirve la vida si no es para darla?» y unas manos —manos que imploran y mano que intenta darse-, gustó más.
     Cuando me lo decían, sonreía. Sobre todo si me hablaban del «Orejudo».
     Sonreía, porque creo que ambas fotografías se complementan: el que escucha llegará a darse y el que se da llegará a oír.