El luminoso slogan «Millones de hombres preguntan. La respuesta es: Jesucristo» está muy bien.
Pero, ojo, que Jesucristo no es sólo aquello blanco que aparece en el centro de la custodia o lo que el sacerdote muestra en la elevación, ni siquiera el evangelio.
Jesucristo es tu corazón.
Conocemos por escritos cristianos antiguos palabras de Jesús que los evangelios no traen. Cada una de esas palabras de Jesús se llama en griego ágraphon (no escrito).
Merejkovsky dice en un libro extraño y hermoso: «El corazón del hombre es también un ágraphon del Señor, y quizá sin esta palabra no sabríamos leer el evangelio».
