ACORDAR volver al indice
 

     No me satisface ninguna de las explicaciones que del verbo «acordar» trae el diccionario: determinar o resolver de común acuerdo, o por mayoría de votos / determinar o resolver una sola persona / resolver, determinar una cosa antes de mandarla / conciliar, componer / traer a la memoria de otro una cosa / traer a la propia memoria / disponer o templar los instrumentos músicos o las voces para que no disuenen / disponer armónicamente los tonos de un dibujo.
     A todas estas explicaciones les falta la savia del amor. Porque la raíz del verbo «acordar» está en el corazón (cor, cordis).
     Y sí me satisface, en cambio, que cada año del 18 al 25 de enero los cristianos tengamos un tema común sacado precisamente del corazón de Dios: de su palabra revelada. Que lo recemos en polifonía de enamorados.
     Decía el tema de 1979 con palabras del primer obispo de Roma: «Pongan todos al servicio de los demás el don que recibieron».
     Que en Upsala y en Ginebra, en Roma y en Nueva Delhi, en Amsterdam y en Estambul los corazones latan acordes al compás de esta melodía es lo que cuenta.
     Porque este es el camino: «Si varios hombres persisten viendo mucho tiempo la misma vista, acabarán por acordar y aunar mucho de su ideación, estribándola en el espectáculo aquel».
     Señor, que así sea.